jueves, 12 de marzo de 2015

Como crear una tarjeta de visita que te diferencie del resto.




Están ahí. Son tan habituales que dejamos de pensar en ellas. Todos tienen una tarjeta de visita.

Por lo general, un trozo de papel de algún color, algunos datos y se acabó. Ya tienes tu tarjeta de visita.

No necesitas más. Bueno, muchos creen que no necesitan más. Al fin y al cabo es sólo una referencia. Algo para cubrir el expediente. No hay que darle demasiadas vueltas.
¿Qué es una tarjeta de visita?

Una tarjeta de visita es mucho más que todo eso. Una tarjeta de visita es una oportunidad.

Una oportunidad para conseguir un cliente. Una oportunidad para que tu cliente se la pase a otro posible cliente. Una oportunidad para aumentar tus ingresos.

Puedes darle el trato que quieras, pero el resultado será diferente. Si piensas en tus tarjetas de visita como piensan todos, tus resultados serán los mismos resultados que obtienen los demás. Discretos. Con suerte, tus tarjetas almacenarán polvo en algún tarjetero y poco más.

Si piensas en tus tarjetas como una herramienta de venta, el tema cambia. Si lo haces de este modo, es probable que le dediques el tiempo y la atención que se merecen y que el resultado sea mucho mejor.
¿Cómo funcionan las tarjetas de visita?

El mecanismo es sencillo. Es un instrumento perfecto para dejar tu huella en un cliente o posible cliente.

Para conseguirlo hay que tener en cuenta algunos elementos: tiene que ser notoria, tiene que ser coherente con la personalidad de tu compañía, tiene que dar la información correcta y tiene que explotar todas las posibilidades.

¿Cómo puedes hacerlo? Sigue leyendo y te irás haciendo una idea.
1.- El tamaño importa

Sí, el tamaño importa. Pero en este caso, la fórmula es algo diferente. Más grande no es mejor. Más pequeño tampoco. Estándar es mejor.

¿Por qué? Por una razón poco glamurosa, pero necesaria. El destino de las tarjetas de visita son los tarjeteros. Éstos suelen tener las medidas mínimas necesarias para albergar tarjetas estándar.

El tamaño comúnmente aceptado para las tarjetas de visita es alguna medida alrededor de 9x5cm.

Si tu tarjeta es más grande, no entrará en el tarjetero. Algunos de tus clientes potenciales son tan generosos que recortarán la tarjeta y la introducirán en el tarjetero. La mayoría son algo menos generosos y, simplemente, la tirarán a la papelera.

Cuando tu tarjeta es más pequeña, no aprovechas todo el espacio que está a tu disposición. Piensa en la publicidad en medios impresos. ¿Qué anuncios cuestan más: los grandes o los pequeños? Los grandes. Ahí tienes la contestación.

¿Entonces? Estándar es la solución. No hay que inventar demasiado en este sentido. Sólo hay que seguir la regla para saber que no te confundes.

2.- La forma es peligrosa

Aquí, la reflexión es similar a la del punto anterior. ¿Experimentar? Está bien siempre que no te cueste dinero.

El mensaje no es “haz lo que hacen los demás”. De hecho, hay que diferenciarse, pero si el hecho de hacerlo a través del tamaño o de la forma pone en peligro el objetivo de la tarjeta, no lo hagas. Por lo menos, no lo hagas por esa vía.

Las formas diferentes pueden ser divertidas y notorias, pero asegúrate de que siguen respetando las reglas básicas: entran en los tarjeteros y se pueden manejar fácilmente.

La conclusión es la siguiente: si quieres cambiar la típica forma rectangular de las tarjetas de visita, encuentra una razón lo suficientemente importante para hacerlo.

Si la has encontrado, confirma que tu nueva forma sigue las reglas básicas. Las estrellas, los triángulos, los círculos, los… no funcionan. Son divertidos, pero no merecen la pena.

3.- Los materiales te diferencian

Ésta es una buena fórmula para marcar la diferencia. No es algo que tengas que hacer sí o sí. Hay millones de diseños excepcionales de tarjetas de visita hechas en papel, pero si te apetece probar esta posibilidad, ¡adelante!

Sólo hay una restricción. Debe tener un sentido. La idea no es que tu tarjeta de visita sea de madera o de metal o de… lo que sea porque sí. Eso no funciona.

La idea es que tu tarjeta de visita sea de madera si eres carpintero o de metal si eres un artista que trabaja ese material… o cualquier otra combinación que puedas imaginar y que refuerce tu mensaje.

Luego… lo de siempre. Recuerda que tu tarjeta, sea como sea, irá a parar a un tarjetero y que en ese tarjetero debe competir por su parcela de notoriedad.

4.- El estilo te identifica


El estilo es el conjunto de elementos que muestra la personalidad de tu negocio. Aquí, la palabra es coherencia.

El estilo puede ser tan original como te parezca oportuno, pero tiene que mostrar al mundo cómo eres y lo tiene que hacer de una forma coherente.

¿Qué significa ser coherente? Significa mantener el mismo estilo que has mostrado en otros elementos de comunicación: colores, símbolos, formas, tipografías, tratamiento,…

Todo debe ser coherente. Todo debe identificarte. Todo tiene que mostrar tu personalidad. Todo tiene que ser similar.

La prueba es sencilla. Cualquiera debería ser capaz de identificar tus elementos (tarjetas de visita, sobres, papel, anuncios,…) entre un montón de elementos de otros. Si no es así, algo falla.

5.- Sólo la información necesaria

La información necesaria es la información necesaria. No te preocupes por los espacios en blanco. Son fantásticos. Sirven para muchas cosas. Para mejorar tu diseño, resaltar otros espacios, dirigir tu atención,…

Resiste la tentación de rellenarlo todo con palabras o dibujos. Resiste la tentación a menos que ése sea tu estilo, o tu imagen o tu…

¿Qué información es información necesaria? La que dice quién eres, qué haces y dónde se puede contactar contigo. Eso es todo lo que tienes que contar.

¿Quién eres? Éste es el turno de tu nombre (y del papel que desempeñas), del nombre de tu compañía y de tu logo. Se acabó. Esto es todo lo que necesitas.

¿Qué haces? No hay que hacer grandes declaraciones. Sólo hay que reflejar lo que los anglosajones llaman “tag line” y que viene a ser algo así como una línea que explica los motivos por los que tienen que comprar tus productos o servicios: el asesor de las compañías líderes, más clientes para pequeños negocios, conectando personas, pizza fresca y caliente en 30 minutos o es gratis,…

¿Dónde se puede contactar contigo? Esta parte es importante. Le estás diciendo a tu cliente o potencial cliente donde puede localizarte. Aquí tienes que reflejar tu dirección, teléfono, email y la dirección de tu Página Web.

No, no hay que incluir tu dirección de Twitter, ni YouTube, ni Facebook, ni… No hace falta porque toda esa información deberá aparecer en tu Web.

¿No tienes Web todavía? Entonces el problema es otro. Deja las redes sociales en un segundo plano, céntrate en desarrollar tu Página y, cuando lo hayas hecho, refleja en ella todas tus direcciones online. Ésa es la secuencia lógica. Hacerlo de otra manera es perder el tiempo.




6.- El reverso también juega

La parte principal de tu tarjeta de visita es el anverso. Toda la información crítica debe aparecer ahí. Por muchas razones, pero principalmente porque, cuando la tarjeta llegue al tarjetero, el anverso es la única parte de la tarjeta que se verá.

Eso es así, pero no aprovechar las posibilidades que te ofrece el reverso es dejar pasar una gran oportunidad.

¿Para qué sirve el reverso de tu tarjeta de visita? Para varias cosas. Quizá lo más obvio es utilizar esa superficie para reflejar un listado de tus productos o servicios más importantes.

Ésa es la solución típica, pero hay otras que también pueden resultar muy interesantes. ¿Por qué no aprovechas ese espacio en blanco para comunicar una promoción?

Puede ser una promoción directa para la persona a la que has entregado la tarjeta o puede ser algo un poco más elaborado.

Puedes invitar a tu cliente a que comparta esa tarjeta con su red y que se beneficie al hacerlo.

Ofrece algo interesante a todos. Una sesión gratuita o una cata de producto o lo que sea a tus nuevos clientes y otra a aquellos que les hicieron llegar las tarjetas.

Puedes hacer casi de todo. Las posibilidades son infinitas. La idea es aprovechar el soporte que te ofrece tu tarjeta de visita y a partir de ahí dejar correr tu imaginación.

7.- El diseño es definitivo

Ya tienes todas las piezas necesarias para dar con una gran tarjeta de visita. Ahora, sólo te falta combinarlas de la forma adecuada para que el tema funcione.

A la combinación de todas estas piezas se le llama diseño y es el ingrediente más importante de cualquier tarjeta.

No lo dejes en manos de un amigo que maneja el photoshop o del primo que acaba de terminar un curso de diseño por ordenador. Es demasiado importante como para asumir este tipo de riesgos.

Ahora toca gastarse dinero. Es así. Las cosas buenas cuestan y tú quieres que ésta sea tan buena como sea posible. Al fin y al cabo, es tu imagen.

Busca una agencia o un freelance que sepa de lo que habla. Consulta sus trabajos anteriores y encárgale el diseño de tu tarjeta de visita.

Conseguirás dos cosas: un look profesional y el diseño que te puede diferenciar de los demás.

El look profesional es obligatorio. Funciona como un filtro. Cuando tu tarjeta tiene una apariencia profesional, tú eres un profesional y pasas el corte. Cuando tu tarjeta parece amateur, tú eres un amateur y terminas en la papelera. Así son las cosas.

El diseño te diferencia. Cuando eres capaz de combinar todas las piezas de una forma inteligente, eres tú. Tienes tu personalidad y eres diferente. A partir de ahí, sobresales y puedes ganar la atención de los demás.


Cuando tienes en cuenta todos estos elementos, estás en disposición de diseñar tarjetas de visita memorables. Tarjetas de visita que te ayudarán a vender más.

Si no lo haces, seguirás entregando trozos de cartón que terminarán en la papelera.


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